el trece es un buen número y me gusta mucho, por lo que estaba muy conforme con trece entradas en mi blog, pero ya no.
dice donna tartt en el secreto que casarse, volver a casa, marcharse a una ciudad lejana a trabajar (o a estudiar agrego yo) son las traiciones que cometen los amigos después de terminar la carrera. estos días me siento traicionada y aunque sé que la aparente traición es parte fundamental de los procesos de cada uno, no puedo evitar añorar esas largas tardes de té, pláticas, chismes, carcajadas y hasta bufandas en proceso. esto se está volviendo muy personal pero quiero decirles a todos estos amigos traicioneros y abandonadores que los quiero, que los extraño y que aunque no se los diga con frecuencia, me hacen muchísima falta.
2 comentarios:
Dilecta carnaverala, acá uno se acuerda siempre de tí con harto cariño. Sí, uno vive de traiciones, pero también de treguas y recomienzos. Abrazos. Viva el blog. Viva el mole de guajolote.
Ea Ro, qué lindo leerte... yo también me acuerdo mucho de tí, y de esas tardes de cheetos con salsa que a veces hacen tanta falta por acá (las tardes, no tanto los cheetos)
Un abrazo, y sí, viva el blog y el mole de guajolote
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