viernes, 30 de julio de 2010

lo bueno es que estoy de vacaciones

hoy fue un día larguísimo, pero no quiero acostarme sin escribir un par de cosas.

el día no sólo fue largo sino de una increíble intensidad emocional. creo que pasé por todos los estados emocionales que van de la profunda alegría a la profunda preocupación pasando por el llanto empático. reafirmé que ante las emergencias soy bastante hands on. vi a través de los ojos de mi papá lo bonito que es sentirse querido. descubrí una cara, un gesto particular que pone mi hermano cuando está contando algo chistosísimo y quiere estimular a la gente a seguirse riendo ante lo que aparenta ser un titubeo, es algo así como el artista esperando el aplauso, y de que lo merece no tengo la menor duda. recordé la plática con mis amigas de la prepa el sábado: nadie nos preparó para el momento que nuestros papás serían frágiles, creíamos que nuestros papás eran fuertes e invencibles. redimensioné la fuerza de mi madre, es increíble como crece ante la adversidad.

martes, 27 de julio de 2010

un manual de urbanidad y buenas costumbres por entregas

¿quién demonios fue manuel antonio carreño y qué le pasaba por la cabeza? no me contesten que un "músico, pedagogo y diplomático venezolano" porque ya lo busqué en wikipedia, lo que busco es una comprensión más profunda.

mi hermano acaba de descubrir que entre los libros desalojados por la contingencia en mi cuarto y reubicados en el albergue temporal hay una copia del compendio del manual de carreño que no tengo muy claro cómo llegó hasta ahí, supongo que venía entre los viejos libros de ortografía que empecé a acumular cuando daba clases de redacción en la universidad. el libro es una maravilla y nos ha brindado horas y horas de diversión. mi madre hizo un esfuerzo legítimo por defender el manual y criticar nuestra irreverencia pero la desarmé cuando le leí que es de muy mala educación hablar rápido y con volumen elevado. sé que en el fondo concuerda conmigo en que un libro en el que las palabras más usadas son mesura y circunspección no puede ser bueno.

valoro mucho la delicadeza y la consideración y siempre he dicho que son fundamentales en la educación de una persona, pocas cosas hay que sean más irritantes que el gandallismo y la patanería. sé que que sin algunas normas de educación y respeto la convivencia social sería imposible, pero de ahí a escribir por entregas un larguísimo manual en el que se hacen recomendaciones que van más allá de la manera correcta de saludar o de comer para incluir observaciones y juicios sobre las diferencias fundamentales entre hombres y mujeres, la manera de limpiar la casa, escribir cartas, cortarse las uñas o dormir, hay una distancia que me parece hoy insalvable.

realmente creo que la urbanidad debe ser una manera de hacernos la vida más fácil y placentera a todos, no una larga lista de reglas inverosímiles que solo sirvan para acartonarnos y aumentar nuestras angustias ¿o no?

domingo, 25 de julio de 2010

sobre mi incompatibilidad con las listas

No soy buena para las clasificaciones y aún menos para los conteos o las listas. Sé que hay personas (tengo una muy cerca) que pueden enumerar, priorizar y categorizar sin problema; yo, no.

Me es muy fácil discriminar lo que me gusta de lo que no. Sé muy bien qué me gusta, qué me encanta, qué me fascina y qué odio. Creo que ésas son las cuatro categorías (al menos son más que las dos de mi madre: lo más bonito del mundo y la vomitada de borracho, no existen intermedios). Sólo no me pidan ordenarlos ¿mis cinco películas favoritas? me declaro incapaz de identificarlas. ¿Qué autor o qué género musical me gusta más? No lo sé.

Esto se complica con el extraño funcionamiento de mi memoria: tengo una memoria excelente para acontecimientos y personas; pero para el cine, la música y los libros no. No puedo recordar el título de los libros que he leído y menos el argumento. ¿Cómo voy a poder enumerar en un momento determinado mis 10 películas favoritas si no las recuerdo todas, si la última que vi (inception, una maravilla) llena a tal punto mi cerebro que no puedo pensar en muchas otras. Además, con la fluidez propia de los recuerdos, las cosas me gustan más un día que el siguiente y no es cuestión de volubilidad sino de contextualización -explicar esto merece otro post y lo escribiré pronto-.

jueves, 22 de julio de 2010

fittipaldiana

Mi papá es una de las personas más inteligentes que conozco y tiene usa serie de teorías sobre el mundo y la vida bastante peculiares y gran parte de ellas bastante atinadas. Una de ellas es que manejar es una actividad importantísima y que la mejor edad para aprender a manejar es antes de la adolescencia -entre los 11 y los 13-. Si alguien llega a los 16, saca su primera licencia y lleva por lo menos tres años de saber manejar, mi papá asegura que no cometerá gran parte de las imprudencias que suelen cometer los adolescentes por lucirse: si sabe manejar y hace mucho que lo hace no tiene necesidad de demostrárselo a nadie. Esta teoría funcionó bastante bien con mis hermanos y conmigo: nunca hemos tenido un accidente grave y resultamos conductores prudentes y responsables.

En mi caso, manejar es también una de las cosas que más disfruto. Y cuando digo manejar me refiero a mucho más que ir de mi casa a la prepa y de regreso cada día. Me gustan los días como hoy que manejo de Puebla al D.F., llego sin titubear a un lugar en el que no había estado nunca antes, regreso a la carretera por otro camino y vuelvo a mi casa, todo en menos de seis horas. Me gusta bajarme del coche en un rush de adrenalina, llena de energía y completamente alerta. Jugar a "el que duda pierde" es, sin duda, mi deporte extremo favorito.

Una de las preconcepciones sexistas más firmemente arraigadas en nuestra cultura tiene tres axiomas fundamentales:
1. las mujeres manejan mal;
2. las mujeres no manejan en carretera y
3. las mujeres no se saben estacionar.
Me encanta demostrarme a mí misma continuamente que esta realidad, a la que alguna vez llamaron ley natural, no es más que una construcción cultural. Manejo muy bien, me encanta manejar en carretera y mi capacidad de estacionarme puede competir con la de cualquier hombre.

martes, 20 de julio de 2010

las focas de bergai

Tengo una tía madrileña famosa por hacer regalos inverosímiles (sí, estoy hablando de la que me dio los calcetines azul kriptonita). De los muchos regalos que me ha dado, uno de los que más me gusta es un libro de la poeta española Carmen Martín Gaite que se llama Visión de Nueva York.

Hace mucho que tengo una verdadera fascinación por los libros de poesía, de esos que el libro mismo es un objeto maravilloso. Este libro es uno de los mejores ejemplos que conozco de este hecho, con la salvedad de que no es, en modo alguno un libro de poesía: es una edición facsimilar de un cuaderno de collages que la autora hizo durante su estancia en Nueva York a finales de 1980.

Es un libro de poesía y mucho más, es un recordatorio de que se puede encontrar belleza en el periódico del domingo o los anuncios de las ofertas. De que a veces las palabras no son suficientes y de que, en fondo, todos los días necesitamos poesía.



Dice Carmen Martín Gaite: "Yo, cuando la inventé, no sabía que en la isla de Bergai habría focas"

lunes, 19 de julio de 2010

de caos y goteras

Lo he dicho muchas veces, el estado de orden o desorden de mis cosas es una excelente señal del estado de orden o desorden de mi interior. No es ningún secreto que mi cuarto no ha estado realmente ordenado en muchos meses (mucho más de doce) y que es un buen reflejo del caos interno que no para desde mi periodo de wedding planner.

El mes pasado, tras mi viaje a San Franciso, me forcé a mí misma a empezar a poner un poco de orden, lo cual en realidad significa mucho más que un poco. Fui a comprar cajas, cajitas, cajotas y un zapatero nuevo y me metí a fondo a arreglar parte de este caos.

Todo iba muy bien hasta las lluvias de hace diez días. El viernes 9 me despertó el sonido de una gotera sobre mi escritorio, rápidamente lo moví, saqué la impresora y puse un bote de basura para evitar que se siguiera mojando el piso. Realmente a las cinco y media de la mañana no hay mucho más que hacer. Cuando me iba, me di cuenta que justo abajo de mi pequeña gotera, en el comedor, estaba cayendo muchísima agua.

Ese día tuve un bonito curso del que prefiero no acordarme y no volví a mi casa hasta las ocho de la noche. Durante la mañana le hablé a mi madre para que revisara que el resto de mi cuarto estuviera bien y la pobre estaba vuelta loca con el desastre del comedor así que no puso demasiada atención. En la noche cuando regresé mi mamá me aseguró que había revisado la repisa de hasta arriba y mis libros estaban secos. No contábamos con que toda el agua que estaba cayendo abajo se estaba filtrando por algún lado, más específicamente por dos de las tres paredes que cargan los entrepaños de uno de mis libreros. Unos cuantos libros estaban muy mojados y muchos libros estaban por lo menos húmedos. Vacié el librero y puse todos los libros en un lugar en que les da bastante sol, quité los entrepaños, moví todo el otro librero y, en resumen, volví a hacer de mi cuarto un gran desorden. Y como es un hecho universalmente conocido, caos genera caos y no he podido volver a poner siquiera un poco de orden.

Esto es una buena metáfora para mi situación interna, mis pequeños intentos por darle orden a mi caos se han visto contrarrestados por una serie de fuerzas externas que me tienen completamente revuelta. Estoy de vacaciones y suelo aprovechar las vacaciones para descansar y ordenar un poco (lo interno y lo externo) pero estoy durmiendo mal y estoy desesperada por hacer cosas (no tengo claro cuáles además del reto). Si no hago nada siento que estoy perdiendo el tiempo y no tengo la suficiente fuerza de voluntad para empezar algo. Quiero salir a la calle y una vez que estoy fuera lo único que quiero hacer es volver a mi cuarto. Tengo claro que es momento de enfrentar realmente el diseño de mi plan B y nada más de pensarlo se me retuerce la tripa y me congelo.

Bonitas vacaciones.

domingo, 18 de julio de 2010

la tarde del jueves

El jueves comí con D. y C.(¿o A? con tantas ya no sé) y después fuimos a tomar fotos. Yo no lo tenía previsto pero con ellos estoy acostumbrada a fluir y dejarme sorprender, así que los acompañé al famosísimo güindous, un paraje atrás de Chipilo al que le pusieron ese nombre por razones que saltan a la vista. Mis dos amigos tienen cámara profesional y empezaron en seguida a tomar fotos. Yo, casi sin darme cuenta, saqué mi teléfono y empecé a disparar yo también. Esas tardes las disfruto tanto que me dan ganas de empezar mi alcancía para una cámara decente.

Quiero aclarar que 1. no soy buena fotógrafa 2. mi cámara es mi bb. A pesar de lo anterior, la tarde y el lugar permitieron que salieran algunas fotos que me gustaron y que quiero compartirles:










sábado, 17 de julio de 2010

me explico

¿por qué otro reto? ¿por qué ahora?

porque está probado que, al menos entre los participantes, es la única manera de asegurar un poco de asiduidad. un blog requiere disciplina y como, al parecer, estamos atravesando todos una etapa de poca autodisciplina creo que la existencia del reto nos obligará a retomar nuestros blogs.

sin duda tiene que ver con la soledad, es fuerte decirlo pero así es, los autores de los seis blogs participantes vivimos en cuatro ciudades distintas y, los que estamos más de uno en la misma ciudad, también nos vemos bastante poco. la intimidad del blog es una muy buena manera de saber qué está pasando con cada uno de nosotros y de acompañarnos. leerlos y que me lean es una manera de estar cerca, en particular en una época en que necesito la cercanía.

ahora que lo pienso, también es una manera de asumir que este blog es cada día menos anónimo, hoy muchas personas saben que yo soy felisbertiana y es un gran reto seguir escribiendo con honestidad ante tantas personas, ese frágil equilibrio entre privacidad y apertura resulta cada día más complicado pero también cada día más interesante.

pero al final se trata de que definitivamente quiero hacer esto, quiero escribir.

jueves, 15 de julio de 2010

prevacacional desesperado

días como hoy no puedo evitar que mi cerebro es una entidad distinta y toma decisiones propias. mañana es mi último día de trabajo pero mi cerebro se declaró oficialmente de vacaciones desde ayer. hoy pasé el día haciendo esfuerzos para tratar de concentrarme y nada, no hubo manera de hacerlo reaccionar.

me divierte mucho notar estos desfaces: mi voluntad sabe que tengo que trabajar hasta mañana a las tres de la tarde, mi cuerpo no hace sino pedir vacaciones y mi cerebro decidió bajar la cortina. espero que mañana logre integrarlos a todos para hacer que el día resulte menos frustrante. no sé qué se logre pero ya se los contaré

miércoles, 14 de julio de 2010

el retroceso de martín romaña o recuento parte uno

Sumándome a la época de recuentos y evaluaciones, tan naturales al terminar ciclos, he decidido hacer un recuento de cómo he crecido en estos tres años en la prepa.

El primer cambio que me parece evidente tiene que ver con lo que, a falta de un sustantivo más adecuado (y porque me niego a considerarme asertiva, odio esa palabra), llamaré aplomo. Mi problema no suele ser no saber qué quiero, de hecho soy bastante decidida y una vez que logro ponerle nombre a las cosas, sé que no hay manera de hacerme tonta. Mi problema durante mucho tiempo fue mi incapacidad patológica para decir claramente qué quiero. Esto parece paradógico, pero mi ya famoso complejo Martín Romaña lo explica muy bien.

Martín Romaña es el protagonista de los Cuadernos de navegación desde un sillón Voltaire de Bryce (que incluyen La vida exagerada de Martín Romaña y El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz). Una de las principales características de su personalidad es un miedo patológico a dar molestias que lo lleva continuamente a situaciones límite por no haber expresado a tiempo lo que quería o lo que necesitaba. Mi complejo Martín Romaña es mi propio miedo patológico a dar molestias que me ha llevado también a situaciones extremas que, afortunadamente, suelen ser un poco menos disparatadas.

Pues bien, mi Martín Romañismo me ha llevado a que la mayor parte de mi vida haya esperado que otros tomaran las decisiones. Esto ha cambiado radicalmente en los últimos tres años. Ahora, cuando sé lo que quiero suelo decirlo con claridad y cuando veo que nadie está tomando la iniciativa la tomo yo, proponiendo o decidiendo según sea el caso. A veces trato de frenarme porque parte de mi siente que mis decisiones suelen ser autoritarias, pero otra parte de mí sabe que es necesario que alguien decida y que, en general, no está mal que ese alguien sea yo.

martes, 13 de julio de 2010

Reto bloguero, de nuevo

Va el segundo intento del año, a ver si esta vez tenemos un poco más de suerte (o resultamos un poco más constantes). Tengo muy claro que disfruté la época de blogueo diario a finales del año pasado y que disfruté aún más las semanas de blogueo constante de varios así que he decidido convocar a darle una segunda oportunidad al reto bloguero.

Las reglas las estableceré yo porque creo que es más rápido, sin embargo están sujetas a discusiones y ajustes dentro de un periodo razonable. A partir de hoy quedan 24.4 semanas para fin de año y creo que un promedio de dos entradas a la semana parece factible así que propongo lo siguiente: escribir, a partir de hoy, 50 entradas antes de fin de año. Reestableceré el contador en este blog y trataré de mantenerlo actualizado y quizás haya algún tipo de premio (o contrapremio o "consecuencia" como le decimos ahora a lo que toda la vida ha sido llamado castigo) pero no he decidido de manera definitiva.

Nada más para asegurar que todos estamos en el mismo canal declaro que no consideraré válidas las entradas que tengan menos de tres renglones de material original ESCRITO. Esto significa que no basta con subir alguna foto, anexar un video o citar algo.

¿Como ven? ¿listos?