siempre he dicho que las clases de siete de la mañana deberían estar prohibidas por la comisión nacional de los derechos humanos y que muchos cerebros, el mío entre ellos, no alcanzan lucidez antes de las ocho y media de la mañana; pues bien, pese a todo lo anterior tengo a partir de mañana una reunión de trabajo todos los martes de siete a nueve de la mañana ¡Auxilio! ¡Me voy a morir!
se agradecen porras, sugerencias y expresiones de solidaridad
2 comentarios:
¡Ay! si sólo es un día...
Pero para que tengas ritmo en cada junta te deseo un Ramases! Colossus!
He descubierto, recientemente, pese a que a las 7 a mí también me falta un ratote para agarrar consistencia humana, que la luz fría y crujiente (fresca en tanto nuevita) de las 7 de la mañana es revitalizante.
Si te sirve de consuelo a esa hora los martes yo también estoy despierta.
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