jueves, 11 de septiembre de 2008

de mudanzas y mudanzas

Nunca me he mudado. Bueno, en realidad me mudé cuando tenía ocho meses pero, evidentemente, no lo recuerdo. Creo que lo más parecido a una mudanza es lo que he vivido esta semana con el traslado de la prepa a sus nuevas instalaciones.
El ser humano está tan ligado a su espacio que, el menor traslado (aunque sean unos metros, como en el caso de la prepa) supone la ruptura de inercias y el surgimiento de nuevas necesidades de lazos y equilibrios.
Esta semana ha representado todo esto. Es increíble, nunca me hubiera imaginado que el caos pudiera llegar a ser tan amplio: conflictos, confrontaciones, reajustes, provocaciones. Me parece verdaderamente fascinante, mi vida laboral es cada día más interesante y disfruto muchísimo ver cómo estamos vivos, nos movemos, nos mudamos y, al hacerlo, mudamos.

3 comentarios:

Javier Gutiérrez Marmolejo dijo...

yo me he mudado toda la vida, conozco algo del eterno movimiento: el desarraigo.

corazon de melon, suena divertido el estrés de lo nuevo.

te mando muchos apapachos desde el df. el año que entra hay planes de venirme a estudiar a chilangolandia. tal vez hasta me case. jajaja. como es de chiquito el mundo. mi novio javier conoce a aldo.

feliz puente patriotero!

Javier Gutiérrez Marmolejo dijo...

soy carlos by the way, besos incipiente huaxtequita.

baldhor dijo...

Me encantó el último parrafito. Yo me mudé unos metros solamente, de un pasillo donde tenía un remedo de escritorio a una oficina que ahora es mía-mía. Una mudanza más a a mi colección.
Lo malo es que a veces, como ahora, siento que nomás me mudo y yo no mudo...