Esta semana ha sido una completa montaña rusa emocional. He tenido momentos de claridad y momentos de confusión y extrañamiento alternándose sin cesar. Recordé claramente por qué decidí ser profesora (porque lo decidí, eso lo tengo clarísimo) y caí de golpe en la cuenta que el plan b necesita atención; me sentí orgullosa de ser parte de un equipo y luego la vida decidió restregarme en la cara sus enormes limitaciones; pude ver con claridad cuántas personas importantes hay en mi vida y me sentí profundamente sola; revisté antiguas historias mientras que otras parecen acosarme; me sentí poderosa y me aplastó la impotencia; fui y vine de la desolación a la consolación.
Necesito tiempo para asimilar todo.
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