jueves, 7 de agosto de 2008

martes entre chinos y locos

Empezó el evento que me trajo por estas latitudes. Pasé el día entero (incluyendo desayuno y lunch, bastante mediocres por cierto) en el edificio del OISE (Ontario Institute for Studies in Education). Durante la mañana tuve la impresión permanente de que todo pasaba demasiado rápido, apenas empezaba a reflexionar una ponencia y ya estábamos en la siguiente. En particular en la tarde hubo una presentación de tres papers agotadora. Empezó un hongkonés con un acento bastante difícil de entender, después una canadiense y después un chino que si hubiera hablado en mandarín le hubiera entendido lo mismo. Mi inglés es muy bueno, lo reconozco sin pudor, pero en serio no se le entendía absolutamente nada, me dediqué toda la ponencia a tomar fotos de sus slides y ya me sentaré con calma a ver de qué hablo y qué tan relevante es.

A las seis que terminaron las ponencias del día había una fiesta de bienvenida en un pub inglés que está a la vuelta del OISE, con botana y una cerveza gratis. Socialicé lo que pude –eso del small talk no se me ha dado nunca–, ubiqué a la chava venezolana con la que tenía que hablar por encargo del jefe de mi jefe y a las ocho salí a la calle con a y o debajo de una lluvia que no se había quitado desde las seis.

Decidí que era muy temprano para encerrarme así que chequé en internet si seguía abierto el lugar en el que había localizado que vendían vasotermocafeteras pues vine a Toronto con la firme intención de reponer el que se me rompió en la ibero hace unos meses. Vi que estaba abierto hasta las diez y que aparentemente estaba pasando la lluvia así que me puse zapatos cerrados, saqué el paraguas y me lancé a buscar the green beanery y en cuanto salí a la callé empezó a llover muchísimo. Por el camino me interceptó un individuo que sigo preguntándome si estaba loco o simplemente sufrió un trastorno pasajero, lo único que tengo claro es que fue MUY raro. La tienda estaba sumamente cerca del college y por el camino vi que para ese lado de Bloor hay muchas más opciones para cenar que no parecen ser carísimas y no son ni subway, ni pizza por rebanadas.

Llegué a la tienda, localicé lo que buscaba y me senté a tomar un café en lo que bajaba un poco la lluvia. Acababa de pedir mi latte cuando vi que eran casi las nueve pero me lo tomé de cualquier modo. Llegué de regreso como a las once, me bañé, escribí la reseña del domingo y el lunes y me acosté bastante tarde.

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