lunes, 15 de febrero de 2010

digo

será porque no soy abogada pero hay discusiones que me parecen poco menos que bizantinas. ¿qué es eso de la intención del legislador? la idea de que para interpretar adecuadamente una ley debemos ser capaces de descubrir cuál era la intención inicial de quien la escribió no puede ser más que una quimera.

si muchas veces en realidad no estamos seguros ni de las propias intenciones, cómo prentendemos descubrir y defender lo que movía a un revolucionario empistolado encerrado durante dos meses en un teatro en querétaro [en el mejor de los casos] o a un diputado que vota no por convicción sino por obediencia o cálculo político [en el caso más probable]. ¿qué oráculo o máquina del tiempo se usa para conocer las intenciones de un individuo concreto? porque podría sugerirles algunos usos mucho más útiles como desentrañar los misterios de roswell o averiguar de una vez por todas qué pasó con muñoz rocha o quién mató a paco stanley.

incluso suponiendo que tuviéramos maneras indiscutibles de conocer la intención del legislador ¿qué importancia tiene si el contexto concreto al que respondía la ley no es ya el contexto actual? lo realmente importante no es qué entendía el revolucionario empistolado por derecho, igualdad o secularismo sino cómo se debe entender ahora, cuáles son sus implicaciones y sobre todo en dónde está el bien mayor.

este tipo de argumentos tienen a un dentista y a un vendedor de seguros decidiendo qué de la historia de estados unidos debe enseñarse y cómo debe hacerse (http://www.nytimes.com/2010/02/14/magazine/14texbooks-t.html?pagewanted=1) y de ahí a convertir el país en una teocracia militarizada hay un paso pequeñísimo.

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