Acabo de sentir muy claramente un leve temblor y, la primera consecuencia, es que me delcaro incapaz de seguir leyendo el suelo bajo sus pies al menos por el momento. Desde el principio de la novela con el gran terremoto en Jalisco, la historia reslutla demasiado cercana. Después, en medio de los grandes terremotos y la desaparición de Villa Huracán, vino el terremoto de Haití y tuve que dejar el libro un par de semanas en lo que el terremoto podía retomar sus cualidades de situación literaria.
El fin de semana retomé la lectura pero con un miedo de fondo a enfrentarme a un terremoto real, justo como a Ormus Cama se me está borrando la forntera entre dos mundos distintos.
Tengo que confesarlo, quiero termirnar el suelo bajo sus pies pero me da miedo.
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