miércoles, 13 de enero de 2010

Hay cosas que realmente no entiendo

Hoy pensaba hablar de lo miserable que fue mi día con el frío espantoso que no se me quitaba con nada. Y que tiembla en Haití.

Sí, en Haití el país más pobre de América, el mismo que sufrió cuatro huracanes en dos semanas en 2008. Un país que tiene un índice de analfabetismo de casi 50%, 80% de la población está por debajo de la línea de la pobreza y más de 35% en pobreza extrema. Un país que ha demostrado una y otra vez que el sistema no lo necesita. Un país en el que se mezclan la miseria, la enfermedad y la desigualdad.

Hoy en Haití se registró el terremoto más fuerte del Caribe en muchos, muchos años (se dice, incluso, que el terremoto más fuerte que se ha registrado en el Caribe, punto). Sabemos por haberlo visto una y otra vez que los terremotos (o cualquier otra catástrofe natural, para el caso) combinan muy mal con la pobreza aunque parecen atraerse unos y la otra de manera inexorable. Sabemos que mañana amanecerá sobre un Haití devastado y que no podemos hacer más que esperar a que amanezca para empezar a conocer las dimensiones de la tragedia.

¿Por qué Haití? En serio, no tiene ningún sentido. Un terremoto era lo único que les faltaba y que les llega uno de ligas mayores.

2 comentarios:

Arturo Loría | Velvet Boy dijo...

Tal vez para, finalmente, hacerse más fuertes.

Unknown dijo...

Es tristísimo, y yo tampoco lo entiendo. Por qué Haití? Cuanta miseria puede amontonarse? Y lo mas triste es que, en realidad, no va pasar nada: Haití seguramente amaneció hoy en una miseria y sufrimiento indescriptibles. Algunos veran las noticias y se preocuparan. La ayuda humanitaria llegará a algunos, el peor momento pasará, y ya. Haití se va a quedar aún más pobre y desesperado que antes. Aún más, aunque parecía imposible. Los que sobrevivieron el terremoto seguirán sobreviviendo, con mas muertos y más hambre. Y el mundo seguirá igual. El resto del mundo seguirá viviendo igual, porque Haití es dispensable. El sistema no lo necesita. Más hambre, más miseria... somos expertos en ignorarla.