lunes, 18 de enero de 2010

una confesional


Hoy quiero matizar un poco. La crisis anunciada el sábado en la noche no es tan grave en el sentido en que no supone tomar decisiones precipitadas sobre mi vida en los próximos días. Tiene que ver más bien con bajar la barrera de la evasión, empezar a ver hacia adentro y hacia adelante y abrirme a un auténtico discernimiento que me permita tomar las decisiones que he evitado por miedo o por comodidad.

Hace rato A.L. lo dijo con toda exactitud: "llega un momento en que no puedes ser tú sin lastimar" y creo que es un paso más del proceso de crecimiento. Este ser tú parte de tu interioridad y de convicciones más profundas que una simple pretensión de originalidad - reconocimiento.

Y hablando de originalidad, ahora resulta que uno no puede ser original ni en las crisis. Hace algunos días me encontré este texto -está en inglés- que me dio mucho coraje por dar completamente en al clavo no sólo conmigo sino con gran parte de las personas que me rodean, pero también por la sobresimplificación. Sí, todos estamos pasando o saliendo de crisis del cuarto de vida pero estas crisis se complican con situaciones profundamente personales en cada uno. Esta neurosis occidental-aristótelica por clasificar y analizar todo, por disecarlo y descomponerlo deja a un lado la profunda complejidad del ser humano. Y además parece condenarnos permanentemente a la angustia y la infelicidad: pasamos de la adolescencia a la crisis del cuarto de vida, a la aceptación de la propia condición de adulto a la crisis de media vida y de ahí a la menopausia y el insen. Otra vez la terrible condena de tener barros y arrugas al mismo tiempo. ¿Qué no habrá otra manera de estar en este mundo que dejando el alma embarrada en el pavimiento?

1 comentario:

Arturo Loría | Velvet Boy dijo...

Felicidades amiga, simplemente, felicidades.