Empecé a publicar todos los días como una forma de obligarme a mí misma a escribir. También quería saber si sería capaz de la disciplina necesaria para darme el espacio de hacerlo diariamente.
El proceso lo disfruté tanto que ya entré en el segundo mes aunque con unas reglas un poco más relajadas. Espero publicar mucho más de las treinta entradas acordadas en las reglas, tengo un número en la cabeza pero no lo quiero decir para no presionar a nadie ni echarme la soga al cuello. Al final del reto les compartiré cómo quedé en la meta personal.
En el camino he descubierto un enorme beneficio adicional, y tiene que ver con no dejar que la distancia gane (el número 6). Mi blog se ha convertido en una manera de mantenerme cerca de quienes están lejos que en mi vida son muchos y cada día más. Es el espacio de intimidad compartida del que escribía hace un mes. Dicen que cuando se escribe se tiene en la cabeza a un lector ideal. Pues todos ellos son mis lectores ideales, escribo para mí pero también escribo para ellos. Y lo mejor de la historia es que me leen en realidad y que para ellos este blog es transparente, no necesitan claves ni pistas para descifrar no sólo lo que digo sino lo que dejo de decir.
3 comentarios:
que bonita entrada, ángel :)
seguimos leyéndote en la distancia
Y se te lee con gusto muñeca.
Diossss...cada vez te pones más buena -literariamente-...ya hasta me entraron las ganas de llorar...
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