Martín Romaña es el protagonista de los Cuadernos de Navegación desde el Sillón Voltaire (que incluye las novelas La vida exagerada de Martín Romaña y El hombre que hablaba de Octavia de Cadiz) de Bryce Echenique. Es un personaje que siempre me ha parecido entrañable y con quien comparto un grave defecto: odiamos dar molestias. Por esta razón, Martín Romaña pasa una serie maravillosa de episodios inverosímiles y atropellados. Por esta misma razón yo tengo, con bastante más frecuencia de la que me gustaría admitir, mis propios episodios Martín Romaña. De hecho, tuve uno hace unos cuantos días que significó un bajón de azucar y un dolor de cabeza horrible sólo porque "odio molestar".
Esta tendencia natural a la prudencia patológica combinada con un sobredesarrollado sentido del deber hacen que con mucha frecuencia tome decisiones absolutamente estoicas (es decir, motivadas simplemente por "cumplir con mi deber"). Haber organizado, completamente sin ganas, la excursión familiar anual a ver una película infantil la noche del 25 de diciembre es un ejemplo muy claro de esta tendencia.
Tampoco es taaaaan grave, a veces, sólo a veces, logro vencer estas tendencias estoicas y expreso con claridad lo que quiero. Mis planes para año nuevo eran un ejemplo de esto. Me costó mucho trabajo, pero desde hace muchos años decidí no volver a pasar fin de año en Veracruz si no estaba también alguno de mis hermanos (o, en caso ideal, los dos). La última vez que lo hice fue horrible y lo pasé muy mal. Este año mis hermanos, como de costumbre, están muy lejos. De hecho, por segundo año seguido, pasamos Navidad cada uno en un continente distinto. Al ver que se acercaba un nuevo fin de año en Veracruz sin mis hermanos, decidí no ir. Tardé tres semanas en encontrar el momento adecuado para decírselo a mi mamá y lo hice sólo tras una negociación acalorada conmigo misma que me condujo a decidir que iría a Veracruz unos días con mis papás para ver a la familia y para que mi mamá no pensara que tengo algo personal contra su familia. Todo iba muy bien, nos vamos a Veracruz el próximo lunes y yo me iba a regresar el miércoles 30 para pasar año nuevo aquí en Puebla con mis primas.
Todo iba muy bien pero hoy en la mañana mi mamá me despertó con la noticia de que mi papá se desgració una rodilla. Está tan mal que hoy anduvo todo el día en muletas y no fue a misa (quien conoce a mi papá sabe cuán grave debe estar para haber llegado a esto). Está tan mal que lo más seguro es que no pueda manejar en un par de semanas. Está tan mal que, para que mi mamá pueda pasar año nuevo en Veracruz me tendré que quedar yo para poder manejar de regreso a Puebla. Y sí, tengo que admitirlo, estoy enojadísima.
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