Me encanta cortarme el pelo (porque sí, ya me lo corté, hoy). Siempre he disfrutado los cambios, verme en el espejo y descubrirme otra es maravilloso. Me siento ligera, como más viva y con la cantidad de pelo que tengo la ligereza es también literal. Hoy me deben haber cortado por lo menos medio kilo de pelo y siento que, junto con él, se fue gran parte del apachurramiento de ayer.
Soy collona por naturaleza y hay muchas cosas en las que soy realmente cauta. Mi pelo no es una de ellas, me encanta tomar riesgos, me gusta dejar que el peluquero o peluquera -cuando sé que es buena- me sorprenda. Es raro que llegue al salón de belleza con una idea preconcebida.
Hoy me corté el pelo y me encantó cómo me quedó. Me siento ligera, viva, libre. Y cortarme el pelo es siempre un ritual para pasar a una etapa mejor.
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