Mi madre tiene la mala costumbre de cumplir años el 14 de diciembre, lo cual significa que cada vez que le quiero comprar un regalo de cumpleaños me tengo que enfrentar hordas de compradores navideños. Hoy fue verdaderamente horrible.
Le marqué a mi papá para informarle a dónde iba pues teníamos una posada familiar y tenía que buscar alguna manera verosímil de justificar mi retraso. No lo logró del todo pues dijo que me había perdido y cualquiera que me conozca sabe que eso es altamente improbable. Pero eso no fue lo peor, se le había olvidado que mañana es 14 así que decidió encargarme que comprara otro regalo de su parte.
Tardé poco más de una hora en encontrar dos regalos que me parecieron adecuados. Les ahorraré la descripción del centro comercial, creo que pueden imaginarlo perfectamente. Sólo diré que ni la final del futbol (fui durante el partido) ni la crisis lograron hacer una merma notable.
Y en el momento en que estaban envolviendo el segundo regalo me di cuenta de que ¡los dos eran suérters negros!
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