martes, 22 de diciembre de 2009

miedo

Soy miedosa por naturaleza. Psicoanalíticamente (y muy en broma, todos sabemos que no soy ni psicóloga, ni psicoalanista ni nada que se le parezca) lo achacho a un trauma de nacimiento: después de que mi pobre madre tuvo más de veinte horas de trabajo de parto, todo parecía estar listo para que yo naciera. Y ya estaba en ello poero un obstáculo imprevisto -la espina de la pelvis de mi mamá- me hizo retroceder. En ese momento decidí que eso de nacer y enfrentar un mundo totalmente nuevo no me parecía tan buena idea. Como me negué terminantemente a volver a poner de mi parte, nací por cesárea.

No sé si éste sea realmente el origen de mi saconería, aunque discursivamente me parece que suana muy bien. Lo que sí sé con seguridad es que soy muy miedosa y que hay algunas cosas que me generan un miedo que raya en el horror. Quizá por eso me gustan tanto los cambios, porque me causan vértigo y requieren invariablemente un salto mortal.

Pero el tema central de hoy no es el vértigo sino el miedo. Tengo, como todos, muchos miedos irracionales; pero también tengo algunos completamente racionales y fundamentados como el miedo a la ignorancia, la intolerancia y sus terribles consecuencias. Tengo miedo a lo que está pasando en el mundo y en mi país últimamente. Hoy tengo miedo.

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