lunes, 7 de diciembre de 2009

¿por qué escribo?


Es una de esas preguntas a las que se puede contestar a muchos niveles. Por un lado, siempre he admirado la capacidad comunicativa del lenguaje escrito; por el otro es una cuestión instintiva, natural.

Más bien la pregunta que me interesa es ¿por qué este blog? Realmente no creo que tenga nada que enseñarle a nadie (para eso están mis clases, mi otra vida en la que no soy felisbertiana sino tengo nombre y apellido) y sé bien que mi vida no es tan intensa como para resultar una apasionante lectura. ¿Qué busco entonces? No lo tengo demasiado claro. En cierto sentido es una salida, un espacio únicamente mío en que puedo poner por escrito y compartir con quienes estén interesados en leerlo ocurrencias, vivencias, reflexiones, observaciones y ociosidades varias. Hoy es, también, un modo de comunicación con las personas más importantes de mi vida y que están, casi todos, bastante lejos.

Soy una persona sumamente privada, no me gusta exhibirme, no me gusta ponerme en boca de todos. Por eso decidí omitir mi nombre y detalles personales de este blog. Sé que todos mis lectores me conocen y entienden bien lo que digo y lo que dejo de decir pero estoy también apostando a que algo de lo que escribo pueda significar más allá de mi cara y mi vida particular.

¿Por qué me propuse publicar por lo menos una vez al día durante por lo menos un mes? Porque escribir en el blog me hace bien, y justamente en estos momentos en que mi paz es menos estable y mi nivel de trabajo amenaza con ahogarme necesito conservar este espacio de cordura e intimidad compartida. Por si no llevan la cuenta, hoy es el décimo día.

1 comentario:

Arturo Loría | Velvet Boy dijo...

¿Que por qué escribes? Porque es una de las cosas que mejor haces en la vida, porque sino, simplemente no harías otra cosa, porque te abres más con la gente que te queremos tanto y por que haces cosas tan buenas como este post- de tus mejores-. SImplemente contundente.