me parece que cuando las aguas se agitan no tiene sentido engarrotarse, es evidente que así no se llega más que al fondo. las alternativas viables son nadar plácidamente de muertito o sumarse al movimiento, dejarse llevar por la convulsión.
sé que vienen cambios y he decidido aligerar mi carga. tras dedicar varios días a poner orden a mi entorno, creo que hoy el orden se me incluye también a mí. este fin de semana de limpieza profunda fue al mismo tiempo un profundo intento por generar armonía y sí, en cierta medida, también un ejercicio de purificación.
lo confieso, me emocionan los cambios, que las cosas evolucionen, que las fuerzas se reacomoden y eso es lo que está pasando. por un lado, algunos empiezan a descubrir lo obvio mientras siguen evadiendo lo que tienen que enfrentar tarde o temprano; por otro, algunos luchamos contra la evasión y realizamos pequeños actos que suponen un enorme valor. andamos.